El porcentaje de inmigrantes que obtiene la ciudadanía canadiense ha disminuido drásticamente de 79% a 26%, según un estudio de los inmigrantes que llegaron entre el 2000 y el 2008.
La caída se debe a nuevas reglas y tarifas que han hecho que sea más difícil para la gente volverse canadiense, dice el antiguo director general del departamento de ciudadanía, Andrew Griffith.
El informe de Griffith, que analiza el efecto de las reformas de ciudadanía, está basado en información oficial del gobierno y muestra la proporción de residentes permanentes canadienses que eventualmente adquiere la ciudadanía ha estado reduciéndose desde el 2000, y en los últimos años se han registrado caídas dramáticas. Las cifras para el 2009 muestran que sólo el 36% de residentes permanentes que se asentaron en Canadá ese año se han vuelto ciudadanos canadienses, en comparación con el 44% en el 2007 y 79% en el 2000.
El estudio de Griffith también muestra que el número de aplicaciones a la ciudadanía de minorías visibles se ha visto bastante afectado desde el lanzamiento de la nueva versión de la prueba de ciudadanía canadiense. «En el pasado, la ciudadanía era considerada un paso adelante en la integración de los inmigrantes, y debería haberse hecho antes», dice Griffith. «Estos cambios han hecho más difícil e inaccesible que algunos adquieran la ciudadanía, volviendo a Canadá un país donde un creciente porcentaje de inmigrantes probablemente permanecerán no ciudadanos, sin la capacidad de participar en el proceso político canadiense».
Según Griffith, la información del gobierno muestra que toma a los inmigrantes un promedio de seis años obtener la ciudadanía canadiense. Los números del 2008 muestran sólo la primera ola de efectos ocasionados por las reformas de ciudadanía, lo que quiere decir que se esperan más caídas.
«La tasa de conversión de residente a ciudadano normalmente aumenta mientras más tiempo han estado los inmigrantes en Canadá». Pero una caída de 28% entre los números del 2008 y el 2007 es alarmante», dice Griffith.
Sin embargo, el Departamento de Ciudadanía e Inmigración no está de acuerdo con el análisis de Griffith. Johanne Nadeau, vocera del CIC dice que Griffith puede haber malinterpretado la información ya que «él no está tomando en cuenta a aquellos (residentes permanentes) que todavía no son elegibles para volverse ciudadanos porque todavía no cumplen con todos los requerimientos necesarios para comenzar el proceso de ciudadanía».
Nadeau dice que Canadá tiene una de las tasas de naturalización más altas del mundo y «86% de los residentes permanentes elegibles para la ciudadanía canadiense deciden adquirirla», principalmente debido a los beneficios de la ciudadanía canadiense por encima de la residencia permanente, que incluye el derecho a votar y la posesión de pasaportes canadienses.
Las reformas de la ciudadanía introducidas desde el 2010 incluyen un nuevo examen de ciudadanía más difícil diseñado para evaluar el conocimiento del candidato de la cultura, historia y valores canadienses. Se ha aumentado el puntaje mínimo para esta prueba de 60% a 75%.
Además, el incremento de las tarifas de ciudadanía ha generado otro obstáculo para aquellos que buscan la ciudadanía. El año pasado se incrementó la tarifa de $100 por adulto a $300 en febrero y luego de nuevo a $530 en diciembre.
Griffith dice que él entiende la lógica detrás de estos cambios en el gobierno pero cree que esos pasos debieron tomarse para promover la inclusión en vez de la exclusión. «Necesitamos asegurarnos que aquellos que aplique a la ciudadanía se lo tomen en serio, pero no queremos crear sin querer barreras excesivas y cambiar la relación de algunas comunidades con el país».
Se espera que más cambios controversiales se establezcan este año que hará más difícil obtener la ciudadanía. Uno de esos cambios es el requerimiento de los candidatos a la ciudadanía deberán haber estado presentes en Canadá durante cuatro de los últimos seis años, en vez del requerimiento actual de tres de los previos cuatro.
Fuente: thestar.com