El actual controversial debate sobre los valores canadienses y la libertad de culto se enfoca en Zunera Ishaq, una antigua profesora de Pakistán que ahora vive en Ontario.
Ishaq es completamente elegible para la ciudadanía canadiense y quiere usar su nicab con orgullo cuando se vuelva ciudadana de Canadá.
Sus convicciones religiosas la llevaron a posponer su participación en su ceremonia de juramentación el año pasado y a apelar al gobierno de Harper sobre su política de no permitir que se cubra la cara durante la ceremonia de juramentación de la ciudadanía.
Ahora que un juez en Ontario ha dictaminado que esta política es ilegal, el Primer Ministro Stephen Harper ha jurado que va a apelar el dictamen, diciendo que «no es como hacemos las cosas».
«Creo y pienso que la mayoría de canadienses creen que es ofensivo que alguien esconda su identidad al momento en que están jurando unirse a la familia canadiense», dijo.
«Esta es una sociedad que es transparente, abierta y donde las personas son iguales y eso es justo, creo, lo que consideramos ofensivos; eso no es aceptable para los canadienses y procederemos a tomar acción con respecto a esto».
Sin embargo, los críticos dicen que los comentarios de Harper van en contra de la muy publicitada posición de la libertad de culto y diversidad religiosa, señalando que fue este gobierno el que creó la Oficina de Libertad de Culto, una organización cuyo único propósito es proteger el derecho a la libertad de culto de las minorías alrededor del mundo.
El furor actual sobre el tema viene de la idea de que la posición oficial del gobierno sobre respaldar la libertad de culto no se extiende a las decisiones personales de devotas mujeres musulmanes. Como señaló Ishaq, la decisión de usar el nicab es suya y no debido a presión de su familia. Es más, Ishaq está dispuesta a quitarse el nicab antes de la ceremonia de juramentación para permitir la verificación de su identidad.
El gobierno va a tener problemas para probar un conflicto entre las creencias de Ishaq y la intención de la ceremonia de juramentación. La Carta de Derechos y Libertades de Canadá establece que «todos tienen libertad de consciencia y culto». A pesar que estas libertades están sujetas a «los límites razonables establecidos por la ley según se puede justificar de manera demostrable en una sociedad libre y democrática», va a ser casi imposible que el gobierno pruebe que su política que prohíbe que la cobertura religiosa de la cara en ceremonias de ciudadanía es razonable o justificable en una sociedad libre y democrática.
El Juez Keith Boswell enfatizó la falta de una buena base legal en su dictamen revocando la prohibición, indicando que las propias regulaciones del gobierno requieren que el juramento se realice con «dignidad y solemnidad, permitiendo la mayor libertad posible en la solemnidad religiosa o su solemne afirmación».
La insistencia del Primer Ministro en no cambiar su opinión en este tema es considerado por muchos como regresivo, ya que la política no sólo es injusta y no democrática, sino que también pone al gobierno en una posición legal inestable y al mismo tiempo reduce la reputación moral de Canadá.
Fuente: montrealgazette.com